martes, 8 de abril de 2014

Una de Barrio Sésamo (con trampa)

Pero como lo del Barrio Sésamo no daba para mucho más, he pensado que sería mejor hablar de algunos de mis fabulosos e irrepetibles... ¡compañeros!

Todos hemos tenido alguna vez alguna experiencia traumática con alguno de nuestros profesores y sería raro el caso que no pudiera contar alguna anécdota del profe freaky que le tocó padecer (Espacio reservado para vuestras respuestas. El Diario de Patricia: "Mi profesor era..."...).

El año pasado creo que conté los dos casos destacados:

Uno era el de plástica, un individuo repulsivo que se dedicaba a provocar, a dar por culo con su mala educación y su falta de respeto, a insultar y vejar a los alumnos que le caían mal (incluso a retarlos, que aún recuerdo cuando estaba de guardia y vi cómo, en una discusión, le decía a uno que le esperaba en la calle). Y además, era un especialista. En cogerse la baja a mitad de curso y desaparecer. El año pasado fue un accidente de tráfico que le dañó las cervicales. Pobre...

Y el otro era el de filosofía, que estaba más para allá que para acá. Si bien tenía una parte lúcida (un 20% de sus capacidades cerebrales), en su mayor parte le daba por mostrar un lado extraño y a menudo pasota. Por ejemplo, dejaba jugar al fútbol a los chicos en clase (el inspector le pilló un par de veces...), miraba a las niñas con ojos libidinosos, les hacía comentarios fuera de lugar...

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